En el mundo de los Were-Hunters rige una regla muy clara: las especies no pueden mezclarse y mucho menos enamorarse. Pero desde el momento en que Aimee Peltier tocó a ese lobo herido, su corazón dejó de escuchar a su cabeza.
Fang Kattalakis no es un lobo cualquiera, es el hermano de Vane y Fury, dos de los miembros más poderosos del Omegrion: el consejo que gobierna y hace las leyes de los licántropos y el resto de weres. Sus hermanos son los representantes de los lobos y la madre de Aimee la que representa al clan de los osos. No hay forma alguna de que puedan terminar juntos y ambos lo saben. Pero cuando la guerra llega al Santuario, el local que regenta la familia de Aimee, todos tienen que elegir el bando para el que van a luchar y los enemigos se verán obligados a forjar extrañas alianzas. Y cuando Aimee es acusada de traicionar a su gente, su única esperanza será el único hombre que cree en ella. Y Fang, para salvarla, tendrá que romper las leyes de los suyos y la fe que en él han depositado sus hermanos.
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