Dañar a ningún humano…
Un pistolero contratado, William Jessup Brady vivió su vida con un pie en la tumba. El creía que cada vida tenía un precio. Hasta el día en que finalmente encontró una razón para vivir. En un solo acto de brutal traición, lo perdió todo, incluso su vida. Traído de la muerte por una Diosa Griega para ser uno de sus Cazadores Oscuros, el dio su inmortal alma por venganza y juró que pasaría la eternidad protegiendo a los humanos que una vez había considerado presa.
Huérfana desde niña, Abigail Yager fue acogida por una familia de vampiros y criada con la creencia “Los Cazadores Oscuros son el mal que caza tanto a su gente como a la humanidad, y todos deben ser destruidos”. Mientras protege a su raza adoptiva, ella ha pasado su vida eliminando a los Cazadores Oscuros y entrenando para el día que se encuentre con el hombre que mató a su familia: Jess Brady.
Una pistola en la mano vale más que dos en la funda…
Jess ha sido designado para encontrar y exterminar a la criatura que esta asesinando a los Cazadores Oscuros. Lo último que espera encontrar es un rostro humano detrás de los asesinatos, pero cuando esa cara tiene un sorprendente parecido al que lo asesinó hace muchos siglos, él sabe que algo malo está pasando. Él también sabe que no es el que mato a sus padres. Pero Abigail se niega a creer la verdad y está determinada a verlo muerto de una vez por todas.
Reunidos por un enojado Dios y perseguidos por antiguos enemigos en busca de asesinarlos a ambos, ellos deben encontrar una manera de superar su odio mutuo u observar como uno de los poderes más oscuros se levanta y mata a ambas razas que ellos habían jurado proteger.
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